Últimamente apenas te reconozco, apenas nos reconocemos… No sé qué es eso tan fuerte que ha hecho cambiar las cosas de esta manera, no sé ni el cómo ni el porqué, pero sí sé que ha pasado…
No sé en qué momento la palabra dada dejó de ser importante…
Sé cuándo fue el inicio de las promesas rotas pero no sé cuál fue el motivo…
No sé por qué hay que hacer las cosas tan mal, no sé por qué
se toman decisiones y no se es capaz de preguntar a los afectados por las
consecuencias, por los “daños colaterales” que sí, siempre existen…
No sé por qué disfrazas de verbena permanente lo que estás
sintiendo cuando tú y yo sabemos lo que hay en el fondo de todo…
Aquí queda para cuando quieras darte cuenta la amiga que
soy, la que más se alegra de tus triunfos y más sufre con tus fracasos, la que
nunca ha roto una promesa, la que te quiere sin condiciones porque eso es la
amistad, la que haría cualquier cosa por ti, la que ha estado ahí siempre a
pesar de tus desplantes, de tus idas y venidas. Aquí estoy para cuando quieras
volver…
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